viernes, 30 de octubre de 2009

La soportable responsabilidad de ser mujer


El más grande de los placeres. El chocolate caliente mental, la manicure espiritual, la catarsis física. Un must de las chicas, por lo menos una vez en el mes. Y no es el periodo, eh?
Extraer todas aquellas telas por las que hemos sufrido (por grande, aunque generalmente es porque quedó chica), que nos han acompañado más que nuestras mejores amigas. Nuestra ropa, ropa de combate, de reuniones, de carretes, de gimnasio... De todo tipo, de todos los colores.
Estoy sentada, melancolica viendo todas mis prendas, tomandome un té verde (claramente, me compré ropa nueva y no estoy ni ahí con guardarla por algunos gramos rebeldes). Y aunque suene superficial, estos retazos son quien soy yo. Una chica sencilla, eclectica, "open minded" como me gusta autodenominarme. No soy una chica de tacones ni de zapatos muy producidos, me quedo con mis converse destrozadas y mis condoritos. Jeans, apretados o sueltos, dependiendo del estado de ánimo, y una polera que sea atingente al pantalón. Nunca muy apretada, menos muy suelta. Y el broche de oro, mis accesorios. Un ex pololo me bautizó como la chacal de la feria artesanal. Ninguna a lo largo del país ha quedado invicta. Y eso lo demuestra mi colección de sobre 50 aros de todas partes del país. Obviamente siempre utilizo los mismos.
Pero bueno.... Oda al Closet, aquel que guarda lo que demostrará mi estado de ánimo, que ocultará algun que otro defecto físico y que a la larga, es mi carta de presentación.
Quien pensaría que la ropa tiene trasfondo....

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